Cita textual

Evidencia en el caso

31 de hyperAgosto del año 3200

Querido diario:

Hoy tuve que limpiar mierda ajena, de nuevo, como todos los viernes o sábados (según cuándo me despierte). El imbécil de Jorge Clark, mi cliente de los viernes al medio día, volvió a cagar en la cocina. Habíamos llegado a un trato y volvió a incumplirlo.

Él sabe que no tengo problema con que use cualquier rincón del baño, éste edificio tiene de esos azulejos auto-sanitizantes que son una maravilla.

Nunca se lo conté, es que me imaginaba que iba a empezar a cagar en cualquier lado si se enteraba. Al parecer comenzó a intuirlo hace unas semanas.

No le basta con hacerlo sobre mi cuerpo o sobre las sábanas, él necesita salirse del juego, necesita romper las reglas.

Nunca le pregunté por su vida, se me hace que es un pendejo frustrado que todavía vive con los padres y como no se anima a rebelarse en su casa rompe las reglas en la mía. Probablemente le vuelva a subir la tarifa, por pendejo pelotudo y drogón.

El próximo viernes voy a medir un poco más la dosis, no quiero volver a perder la cabeza. En caso de lograrlo, voy a atarlo y quemarle los huevos con un cigarrillo. Voy a avisarle antes así los trae él, no quiero desperdiciar los míos. Luego de eso me lo voy a cojer como hace rato no me lo cojo (creo, no me acuerdo) y justo antes del climax voy a cagarle encima para que sepa qué se siente.

Eso va a ser como una venganza y un incentivo para que siga viniendo. Espero que no se enamore.

Necesitaba descargarme.

Por otro lado tengo más cosas que quiero anotar y acordarme.

Hace unos días me llegó una foto, una foto impresa. Hacía muchísimo que no veía esas cosas, fue algo muy loco. Me la dejó Carlita por debajo de la puerta, era una escena de sexo digitalizada de un recorte de lo que en el milenio pasado llamaban “revistas porno”. Las actrices tenían de los que a principios del año 3000 llamaban “pezones”.

Fue un escalofrío que me entró por los ojos y me salió por las uñas de los pies. Nunca había visto pezones, ni de hombres ni de mujeres. Sabía que existían, mi mamá me había contado que su abuela los había tenido, la última generación con pezones.

Asombro puro, fue una sensación de irrealidad bastante fuerte. Cuando volví en mí me percaté que estaba con la espalda apoyada en la puerta, sosteniendo la foto con una mano y agarrándome una teta con la otra.

Mamá me había contado que todo había sido idea de Instagram, después de un milenio discutiendo acerca de los pezones decidieron que lo más fácil era hacerlos desaparecer.

La verdad es que me molestó. Me gusta la piel sintética y me gustan éstos implantes digitales.

Pero con ésto no sé.

Es como cuando Jorge Clark caga donde no debe. No me parece justo.