Render del testimonio del acusado

Son todas mentiras, todas esas acusaciones en mi contra son mentiras. Mi abogado me dijo que trate de hablar tranquilo porque el jurado esto y el jurado aquello, pero estoy podrido. Estoy re mil podrido de ser siempre el pelotudito que las paga las culpas de otros. El Chelito Pochón que siempre las paga por los otros.

Toda la vida en la misma, ya me tiene las pelotas re llenas y me chupa bien la pija en qué vaya a terminar esto, señor honorable neo-juez de la Confederación de Neo-Argentina.

Hoy, 32 de hyper-octubre del año 3200 ya no me importa nada. Se me está acusando de algo aberrante, algo que no tiene nombre: el secuestro y desaparición forzada de una mujer, una joven. Eso es algo que no sólo jamás haría, es algo que jamás podría hacer porque (como podrán corroborarlo) soy un cobarde.

Cuando muera, podrán chequearlo descargando el total del contenido de mis memorias más profundas.

Hoy en día sólo pueden creerme, señores, señoras y etéreos del jurado. Pero luego de mi muerte, podrán contrastarlo. Porque sé que van a condenarme, tengo mis razones para pensar esto.

El día en cuestión, ese jueves 15 de mega-septiembre yo sí me encontré con María.

Sí, la conocía. Y sí, me gustaba. Era una mujer hermosa. Les garantizo que sigue viva, pero también les aseguro que ya no es más la mujer bonita que conocí.

Hacía un mes que mi hiperespacio en la Neuracloud estaba dando buenos dividendos. A la gente le había empezado a gustar mis reseñas y curadurías de las experiencias pagas del Registro Nacional de Sueños Semi-Lúcidos.

Para los que no saben, ya que es algo que no ha tenido mucha promoción, desde ya hace unos 15 años, el Instituto Nacional de Experiencias Virtualizables ha accedido al registro de sueños de Tesla y ha guardado miles de millones de sueños de Neo-Argentinos, disponibles para poder ser revividos en tiempo real.

Algunos sueños son aventuras, romances, delirios surrealistas, pesadillas, sueños eróticos y de diversas índoles. Un sueño por noche, por argentino, en los últimos 15 años. Imaginen la cantidad.

Menciono esto para que entiendan quién soy. Soy una persona de trabajo, una persona de la cultura, no soy un sádico.

Mi trabajo es dar a conocer el mundo onírico de los Argentinos, es un trabajo duro. Elegir un buen sueño es complicado, no todos son buen material. Y, elegir un mal sueño puede significar una pérdida de tiempo para el público, así como una pérdida de dinero, o incluso una experiencia traumática que no tiene botón de parada de emergencia.

La cosa es que, al parecer, la gente conectó con mi selección de sueños ajenos, así que por aquella época contaba con cierto dinero extra. Esa es la razón por la que estaba frecuentando tan seguido a María. La Mery. Esa chica jamás me habría dado bola. Solamente mírenme, soy un triste.

Con María nos encontrábamos en su departamento, ella ponía música y yo le pedía que baile. Ella se movía exquisitamente, tenía unas curvas preciosas y unos pechos completamente lisos y tersos.

Tenía apenas la grasa justa como para que el elástico de su bombacha hiciera presión contra algo blandito, pero no tanta como para considerarla rellenita.

María era la única chica perfecta.

Me habría casado mil veces con ella, era la única puta que me hacía sentir querido, hasta me lo empecé a creer.

Luego me cobraba lo que me cobraba y me hacía hervir la sangre; y sí, no voy a negar que me daban ganas de atarla desnuda a las patas de la cama, meterle un palo en el culo, escucharla llorar por las astillas y reventarle la espalda a cintazos para que entienda cuál es su lugar en este asunto.