Querido diario:

Hoy tengo cita con el Chelo Pochón. Todavía no sé si ese es su nombre artístico o si en verdad se llama Marcelo Pochón. Pero bueno, sinceramente me chupa bien los ovarios cualquier cosa que tenga que ver con su vida personal.

Agendó una noche completa… raro. Él nunca coje tanto, no le da el cuerpo.

Se me ocurren dos cosas: o quiere cojer mucho y se va a empastillar hasta la médula, o lo que quiere es soporte emocional. No sé cuál de las opciones me preocupa más.

Soñé que me cojía a un chico lindo pero raro. Era calladito, nos habíamos ido a la cama y, mientras yo me sacaba la ropa, él me miraba súper caliente pero también súper tierno; se notaba que estaba poniéndose súper duro ahí abajo también.

La verdad es que lo quería adentro y sentir latir su pito adentro mío, pero cuando se sacó la ropa, se bajó el pantalón y se notaba que el bulto se movía de manera extraña, como si fueran dos lagartijas correteando abajo del calzón. Me miró con vergüenza y con ganas de irse. Se levantó para vestirse, pero lo frené; estaba ultra intrigada.

Le bajé los calzoncillos y resultó que tenía una pija de dos cabezas; para colmo, hablaban. Más bien discutían, eran como hermanos peleando por algo con poca trascendencia, pero se les iba la vida en esa charla.

Las miré un rato hasta que una se dio vuelta y me preguntó: —¿Vos qué opinás?

Estaba por responder, pero la otra cabeza me dijo, enojada: —¡No, vos no!

E hizo un gesto con su boquita de pija señalándome las tetas.

El chico se puso colorado y me dijo: —Perdón, es la primera vez que me pasa.

Lo miré boquiabierta, tratando de buscar algo para responderle, pero la teta derecha de pronto le dijo: —Tranqui, a todo el mundo le pasa, quizás estás estresado.

Al instante, la otra le dijo: —No te preocupes, hermoso, eres perfecto así.

Me desperté un poco confundida y desorientada. Fui hasta el baño a hacer pis, me senté un rato en el inodoro y sentí que caía algo más: me había venido. Hacía un millón de años que no me venía.

Hacía mucho calor, me sentía un poco hinchada, así que me saqué la remera del pijama y me metí en la ducha. Suspiré porque no sabía si cancelarle al Chelo o no, quizás era una señal.

Me enjaboné, pero cuando llegué a las tetas me quedé congelada. Todo liso, como siempre. Pero en el sueño yo tenía pezones.

Me largué a llorar como cuando era más nena, me lloré todo.

La puta madre, le quiero cancelar, pero necesito la plata este mes sí o sí. Y el forro ese es un quisquilloso de mierda; no sé qué voy a hacer.

Estoy llorando desde hace rato, ya se me va a pasar, pero necesito chorrearme toda por todos lados y que nadie me vea por un buen rato.