[20] — El día del perdón
Alguien tocó la puerta y sacó a María del trance, entre las pastillas y la explosión, estaba un poco desorientada. —Debe ser el Chelo —pensó—. Desearía tener cerraduras eléctricas y decirle que estoy encerrada —pensó para sus adentros mientras movía las trabas y abría la puerta. Ella no lo notó, pero ese chivo estaba raro, su Neuralink emitía una señal completamente opaca e indescifrable. No se podía extraer nada de él, solo podía percibirse que había tenido algún tipo de intervención quirúrgico-regenerativa hacía unas horas....